domingo, 18 de junio de 2017

9:11


¿Se puede ser realmente feliz...? siendo parte de un pueblo que está inconforme con todo menos con aquello que realmente deberían estar inconformes, algo con lo que podrían cambiar ese todo del que no hay descanso en sus quejas; en donde los niños entonan los coros de canciones de Reggaeton como si se las hubieran enseñado en el jardín y los adolescentes están convencidos de que su modelo de felicidad a seguir es poder vivir sus vidas como si fuera Acapulco Shore; el verdadero progreso y belleza son ignorados y se esfuerzan porque así sea, vale más para cada uno el pulir y brillar los hilos con los que son manipulados por otros. 
Aún guardo esperanzas en que así sea, con tres colores atados a mi mano derecha, se aferra de forma simbólica la fe tan agotada pero aún latente en mi interior.

Hoy me visitó aquel que un día fui, y el espejo me contó que la tristeza no es el fin.

Los motivos son sencillos, y se remonta a unas vacaciones en el infierno tan eternas que por momentos he llegado a creer que no tendrán final, es un lugar muy complejo... difícil de entender, y escribo ésto nada más desde la entrada de la recepción, a saber qué otras cosas hay más allá. Sin embargo se aprende demasiado, casi tanto como la asfixia de la que se sufre cada segundo, aquella que transforma los pensamientos en algo caótico al punto de dejar de ser, por unos segundos, aquel que cruzó la puerta con miedo al dolor, segundos tan pesados como milenios, segundos de desesperación infinita. Los días corrían, y la mente cansada se dispone a activar el piloto automático, sin emociones, sin colores, sin alegrías, sólo monotonía para preservar el alma en coma. 
Una luz de un color purpura empieza a merodear por la sala, lleva semanas o quizás meses tambaleando de un lugar a otro, pintando cada pared con la que tropieza de éste color, no entiendo qué sucede, pero no quiero que deje de pasar una y otra vez, pues podría observarlo incontables eternidades sin llegar a cansarme. Una noche cualquiera mis ojos se dirigen al primer reloj, la hora marca las 9:11, mi mente, mi corazón y mi alma reviven... (I'm findin' it hard to believe
We're in heaven...) Día tras día y noche tras noche al posarse las manecillas sobre dichos tres números mi mirada magnetizada se fija y caigo en cuenta de la otra cara de mi realidad, mi vida se había convertido en algo casi perfecto solo con tenerla a ella a mi lado, el infierno era un lugar diminuto al lado de su inmenso amor y no había preocupación alguna cada noche al dormir en sus brazos... volví a respirar, volví a creer en mí, tomar su mano me dio la confianza de poder seguir adelante con mi vida aunque estuviese arruinada, y me recordó que soy capaz de hacer cosas muy grandes. 

Si alguna vez llegué a creer que sería imposible salir de la tumba en la que se me había enterrado vivo, ¿por qué no volver a tener esperanzas en un futuro de tranquilidad y justicia para todos?

Si lees ésto, es importante que sepas que Mi Color Preferido eres Tú...

Valía la pena llegar hasta ti. A veces ocurre que eres feliz.

Sean Felices.