jueves, 16 de junio de 2016

Sonrisas y Tristezas Atadas

Hay tantas cosas de las que he querido escribir, pero quien sabe si aquí queden plasmadas, solo he de decir que en algún momento con gran emoción y felicidad en éstos días de mudanza dediqué mis letras tras haberme encontrado a Una Margarita en el Camino y memorar una de las sencillas pero más grandes maravillas que hasta ahora he podido contemplar: Las estrellas.
Regresando de la casa de Margarita, con mi vista en la ventana por alguna razón la tristeza comenzó a invadirme, no tenía razones para que ocurriera o al menos eso pensaba hasta el día de hoy que me ha vuelto a ocurrir. Hablando con mi mejor amigo de lo que sentía, eché un vistazo al pasado, recordé las veces en las que me he sentido enamorado con locura, Grazia y Alison, las dos flores del jardín de mi amar, marchitas de mi presente desde hace años pero esplendorosas como en un amanecer, en el baul de mis recuerdos que de vez en cuando se abre de la nada para dejar que su aroma se apodere de cada rincón. Alguna vez V me dijo que era tiempo de superarlas, y lo están, pero es inevitable recordar la felicidad de la que gozaba en aquel entonces; tan distantes de mi realidad las amé con toda la intensidad que mi ciego corazón podía regalar sin esperar lo suficiente a cambio. Recuerdo que muchas veces en su respectiva época pensaba que yo era muy poco para ellas, supongo que no me esperaba todo lo que iba a ocurrir después para permitir transmitir dicho pensar por todo mi ser, ahora no se si realmente es un reflejo inconsciente que ocurre cada que me siento fascinado por una mujer o lo que está pasando es que estoy conociendo un presente mucho más delirante que mi pasado.
Mi computador nuevamente está por dañarse y rescatando algunos archivos encontré unos audios de Alison, sabía bien lo que me decía en cada uno aunque ni un nombre con sentido llevasen, me detuve un momento a pensar si debía dejar que el daño del disco duro se los llevara a la tumba o escucharlos una vez más y guardarlos con nostalgia conmigo... Si, decidí conservarlos y recordar lo bien que me sentía cuando estaba enamorado, recordar que me sentía celoso con cualquier tontería, recordar que me sentía vivo; a pesar de que es la persona que más daño me ha hecho ya de nada vale tener en cuenta dichas tonterías pues ella ya nunca volverá a mi vida muy seguramente. Como docenas de cartas y dibujos que aún conservo de otras personas que fueron importantes en mi vida, decidí adoptar esos pequeños fragmentos de su voz llena de amor y de ternura, hasta que algún día otro disco duro decida mandarlos al olvido, o quien sabe, quizás tenga demasiada persistencia para hacer que perduren a mi lado por mucho más tiempo.
Deseaba más que nunca volver a escribir y no debí haberlo hecho pues tengo otras responsabilidades que atender pero ya no podía resistirlo, ésto de escribir ya se está convirtiendo en una necesidad, casi tan fuerte como cuando me decidí a iniciar con todo éste sitio. Tengo muchísimas cosas por contar pero por ahora dejo ésto pues necesitaba explorar ese raro sentimiento que me apagaba de la nada, mañana saldré con mis amigos, espero que sea un muy buen día para recordar.


Sean Felices.

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