Durante las frías y lluviosas tardes de algún lugar de Cundinamarca los sueños de libertad se hacen esperar, los días y semanas pasan sin una prueba de que la justicia aún esté haciendo acto de presencia, sin embargo en cada habitante del florido pero espinoso lugar aún vive la esperanza, los intereses de cada personaje son diversos pero todos están de acuerdo en algo: darle un mejor futuro a los que aman aunque eso llegue a significar renunciar a sus derechos.
Las prioridades que en numerosas ocasiones me han sido recordadas parecen haber sido olvidadas por mi mentor, ¿es acaso la hora de mi intervención en el rumbo de su futuro? Un cambio de papeles temporal pero necesario para el bien de nuestros seres queridos en común, no estoy seguro si aún tengo la madurez necesaria para atreverme a algo así, pero de algo si estoy seguro y es que crecer entre colinas y montañas ha sido lo mejor que le ha pasado a mi vida en mis 22 años.
Aunque los meses sigan corriendo a gran velocidad y las buenas noticias prometidas parecen nunca llegar, he de decir que éste año ha sido enriquecedor pues he aprendido demasiado, mis perspectivas de la vida e ideales son cada vez más claros; la serenidad y sabiduría empiezan a ser una sola junto a las decisiones de importancia que encaminan mi vida.
Alejado de mi gris ciudad natal, en la que había vivido durante los últimos 7 años, encontré la tranquilidad en el campo. Un lugar en donde he podido depositar nuevamente mi fe en el progreso, la cultura, el arte y la verdadera belleza son las prioridades del gobierno en el poblado, sueño con algún día poder traer a mi familia a éste lugar y juntos poder olvidar el pasado sin tener que preocuparnos por nada más, pero para que ello pueda ocurrir algún día aún falta mucho tiempo y camino por recorrer .
No hay nada mejor que poder compartir con alguien el deleite que otorga la naturaleza con sus infinitas formas de belleza, es algo que no había podido hacer como deseaba a pesar de tener humedales llenos de vida y extensas praderas a unos cuantos metros de mi camino diario, hasta que en mi apagado jardín empezó a brotar un Tulipán Purpura, el cual desde entonces llevo en el bolsillo de mi camisa, justo en el que está al lado de mi corazón, descubriendo con ella nuevos lugares y vidas llenas de color. ¿Qué haría yo sin mi amada? en gran parte el cambio de mi vida se lo debo a ella, con su dulzura, amor, delicadeza e infinita comprensión me inspira cada día a ser una mejor persona, alguien más responsable y comprometido.
Con la penumbra de mi corazón disipada en su mayoría, he podido volver al regocijo del conocimiento, tan satisfactorio y reconfortante, derriba muros y abre fronteras aún más lejanas de lo imaginado hacia la fascinación.
Sean Felices.
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