Cada canción ligada a un sentimiento, cada recuerdo ligado a una sonrisa, cada letra dedicada a explorar el desconocido mundo de mis pensamientos y mi alma, con el fin de construir mi camino de baldosas amarillas, aunque no estaría nada mal si las pinto de AZUL.
"Aún hoy sólo el grito y la ficción consiguen apagar las luces de mi negra alerta"
"Y es que el grito siempre vuelve y con nosotros morirá..."
Aún anhelo tener paz en mi vida y ciertamente no sé cuánto tiempo más me lleve conseguirla, seguramente ya olvidaste esta fecha, pero por si lo hiciste y encontraste una más memorable...
"Pasé por un par de niños tomados de la mano en la calle ésta noche, me recordaron a nosotros en otra vida"
Recuerdo el día que te conocí, fue un evento inolvidable pues nunca había sentido algo así antes, y tampoco deseaba sentirlo. Me metiste en apuros.
Ella solía hablarme mal de ti pues no le caías muy bien incluso antes de que estuvieran en el mismo grupo de laboratorio, por esta razón, el día que realizamos el evento yo ya venía predispuesto. Hicimos una división de los asistentes entre nosotros, los guías, y una bonita coincidencia hizo que ese día nos agruparan. En el momento en el que quedó armado el grupo dije -"Mierda, me tocó con la loca, ni modos, espero esto salga bien".
Generalmente a la gente no la miro a los ojos, y menos si son desconocidos. Comenzamos el recorrido y el primer paso era enseñar al grupo la forma correcta en la que se utilizan los binoculares. Fuiste la más interesada y aquella que tenía más dudas, hasta el momento no te había detallado ni siquiera el rostro. Procedí con mi explicación y en el momento en el que practicaste lo aprendido hiciste una broma que me hizo voltearte a ver a los ojos. Quedé pasmado con una sonrisa enorme bajo mi tapabocas mientras nos mirábamos fijamente. "Wow, es muy hermosa", pensé. Entre risas y más chistes te enseñé personalmente cómo utilizar los binoculares. Y así empezaba el día en el que me sentiría minúsculo ante una existencia tan intensa que pondría a temblar hasta mis inquebrantables principios.
Siempre he sido un hombre fiel, y nunca tuve una tentación real por mirar con diferentes ojos a otra persona, sentía y siento que eso no va conmigo. Claro, siempre habían mujeres hermosas en mi camino, pero ninguna que me hiciera dudar que mi novia era la persona más fascinante en la existencia. Siempre ha sido así desde hace 12 años que me metí en esto del amor. Me estrujaste el corazón de una manera que jamás pensé que ocurriría, pues en ese momento mi vida entera era ese Tulipán.
Por el camino te iba conociendo, desprendías de ti un aura tan linda llena de curiosidad y encanto por lo que te rodeaba. El día transcurrió tranquilamente, conocí a tu novio de aquel entonces, una razón más para evitarte. Al final del día pude haberme despedido de ti e irme en el carro con mis amigos, pero mi corazón me pedía insistentemente que me quedara contigo. Le hice caso pues tampoco quería dejarte sola, y en ese momento cuando me quedé contigo pude confirmar que sin lugar a dudas me gustabas, y no sólo eso, me gustabas como nadie me había gustado antes. Mientras caminábamos solos hacia la salida, sentía como si te conociera desde hace mucho tiempo, porque podíamos hablar y hablar sin silencios o momentos incómodos donde no se tiene nada que decir. Esto es algo que me pasa mucho, pues siento que soy una persona de pocas palabras. Nos reíamos de nuestras tonterías como si nos conociéramos desde hace mucho tiempo, cuando apenas llevábamos unas horas de conocernos. Cada cosa nueva que conocía de ti me encantaba más, pues eras alguien muy diferente a cualquier persona que había conocido antes.
No había conocido una persona tan apasionada por la vida como tú. Admiro que dejes salir todo ese amor por la vida y que lo expreses como quieras. A la gente eso le disgusta, prefieren la sumisión y las expectativas bajas de las masas, te quieren callada. Yo te quiero con ese brillo en tus ojos admirando a la vida, con esa determinación por cambiar las cosas que están mal, con la inquietud de tu alma por vivir y que no te importe lo que digan los demás. Disfruté mucho que me enseñaras con tanta emoción sobre cosas que yo ya conocía, pero que con tu alegría parecía que todo tuviese más color, colores inimaginables. Verte con tantas dudas, preguntas y cuestionamientos, una mujer científica de esas que tanto me atraen.
Lo cierto es que no podía seguir sintiendo eso, porque yo amaba con todo mi existir a esa flor. No podía hacerle daño de ninguna forma por mis deseos egoístas de conocer a alguien que me había encantado. Yo lo tenía todo a su lado: respeto, cariño, mucho amor, y sobre todo paz. Muchas veces me pregunto qué hubiera pasado si me hubiera decidido a dejarla por lo que sentía. Seguramente hoy en día se invertirían los papeles y sería el malo de la historia. Pero, ¿Sería feliz?.
Nos volvimos a encontrar para pajarear, y hasta hablándome del café que más te gustaba eras encantadora. Era una realidad, me estaba gustando alguien mientras estaba en una relación, estaba en serios problemas.
El duelo conmigo mismo fue duro, pasaba las noches pensando en ti y en eso tan bonito y tan raro que nadie me había hecho sentir. Una atracción llena de culpa con la que nunca había lidiado y contra la que no sabía cómo luchar. Finalmente luego de un par de semanas reprimí todo lo que sentía gracias a que mi amor por ella era muy fuerte. No me arrepiento de haber luchado contra mí mismo por la persona que más he amado en la vida, porque lo volvería a hacer una y otra vez si con eso estoy tranquilo de que nunca derramé injustamente una de sus lágrimas.
Vivir haciendo lo que es correcto, colocando los sentimientos de otras personas antes que los tuyos es duro, pero al final la recompensa es más grande. Porque no hay una mejor almohada que una conciencia en paz. Sé muy bien lo que es vivir una traición, lo que es sufrir porque te cambien por alguien más, porque desafortunadamente no me ha tocado vivirlo una sola vez o un par de veces en la vida. Sé muy bien lo que se siente y por eso mismo no quisiera que alguien más lo sufriera.
Ahora paso mi tiempo, cada que te recuerdo, buscando alguna excusa para hablarte. Cuando hablamos mi día mejora porque no paro de pensar en ti luego de eso. Disfruto mucho el hecho de pasar cerca a un sitio donde sé que podría encontrarte, me siento nuevamente como un adolescente, jugando al escondite, riéndome y suspirando por cualquier detalle. Tanto es el bien que me haces que a veces el día es bueno sólo porque me hablaste, sin importar qué tan mal la haya pasado el resto del día.
Cuando hablo contigo me siento inmerso en una melodía, en aquel momento en el que vive la sinergia entre cada parte de la composición, entre cada uno de los instrumentos, y así, en sincronía, explotan dentro de mí emociones que ni siquiera sabía que podía llegar a sentir. Siento que es algo tan intenso que desearía conocer las palabras precisas para describirlo, pues aquí me quedo muy corto.
Trato de no buscarte, e intento ocultarte toda esa fascinación que me causas, porque sé que es lo correcto. Evidentemente mis intentos fracasan con cierta frecuencia, pero a veces no lo puedo evitar, simplemente me nace decirte y hacer una u otra cosa. Casi con toda seguridad pienso que nunca pasará nada entre tu y yo, pero te agradezco por ser una existencia tan abruptamente interesante, por hacerme sentir vivo sólo con contemplarte, por transmitirme esa pasión que me recuerda a quien fui una vez.
Como sé que las palabras no pueden expresarlo todo, te dejo una canción que expresa a la perfección esto que me mantiene a flote, que me alivia el corazón y me hace olvidar de las tristezas. El quizás y la incertidumbre de poder algún día compartirlo contigo... o no.