Pensé mucho sobre qué canción debía ser himno de éste escrito, así que a final de cuentas decidí otorgarle mi canción favorita actualmente.
Nos saludamos y fuimos camino a su casa mientras me contaba sus aventuras en un ‘toque’ al que había ido hacía pocos días, estaba algo golpeada y me sentía mal por ello, mi faceta protectora se activa de vez en cuando con éste tipo de situaciones pero lo que mantenía mi calma es que ella lo veía más como heridas de guerra, marcas de que había pasado un muy buen momento lo que me hacía sentir feliz por ella. Estando ya en su casa me presentó a su familia, me parecieron bastante simpáticos y agradables, almorzamos y como de costumbre terminé de último mientras tanto ella me hablaba de algunos de los planes que tenía fijados en el calendario con sus amigos, luego me enseñó su habitación, tenía muchas cosas interesantes y recuerdos, era quizás como lo imaginaba dentro de lo poco que la conocía y el que atesorara recuerdos me pareció de mucho valor, supongo que lo veo así porque a mí me encanta (como ya habré escrito innumerables veces, es más, éste blog naturalmente ya es el libro de mis recuerdos). 9:11 y según el relato de mi mente lo siguiente que hicimos fue caminar un poco mientras pensábamos en tomar un rumbo concreto, desde el inicio decidí para mis adentros dejar en ésta ocasión que ella decidiera los sitios a donde iríamos, porque no conocía absolutamente nada del pueblo y principalmente quería conocer los sitios que más le gustaban a ella, llegar allí y entender el porqué de su gusto, pienso que es una manera distinta de conocerla y debo decir que me gustó mucho lo que vi a través de ello. Nuestro primer destino fue un bar llamado Pachamama, genial a mi parecer, estaba decorado con bastantes artículos en una mezcla retro y nativa. La seguí a ella hasta uno de los cuartos del lugar (y digo cuartos porque se podría decir que era una casa de los 70’s, de éstas que son enormes y tienen una infinidad de habitaciones profundas, pero adaptada para ser un bar, una idea original) estaba muy oscuro en cuanto entramos, era iluminado por una tenue luz roja pero luego de un momento allí nuestros ojos ya se habían adaptado; el mesero nos trajo las cartas y nos tardamos un buen rato en decidirnos qué tomar, había visto en las opciones una que decía “Cerveza de Colores” que llamó toda mi atención; pedimos unas ‘micheladas’ y disfrutamos de un buen momento hablando, ella me enseñaba algunas de las fotos que había tomado, lo que hace es realmente maravilloso y en especial la pasión con la que las plasma y vive cada una, me fascinan sus imágenes y lo que ve a través de ellas, destaca los pequeños detalles en algo más que digno de apreciar. Me encantaba escucharla contándome sus historias y pensamientos, luego de acabarnos nuestras bebidas no me quedé con las ganas y pedimos una Cerveza de Colores cada uno, le pregunté al mesero que cual era la gracia de la bebida y nos contó que agregarle otro licor, la idea no sonaba nada mal pero lo cierto es que no quería terminar diciendo tonterías a efecto de tomar, conociendo mi cuerpo no se sabe si la aleatoriedad con la que asimilo el alcohol me hubiera jugado a favor o me hubiera dejado riéndome como idiota (más); así que la pedimos normal, la verdad es que sabía igual que la michelada solo que era azul lo que a primera impresión me gustó bastante pero creo que era de lo único positivo que me podía agarrar de la bebida.
Reímos y hablamos un poco más antes de irnos del lugar, la siguiente estación sería un lugar de comida vegetariana, ni ella sabía con exactitud en que lugar podríamos encontrar por lo que nos dispusimos a explorar el pueblo. Había un centro comercial grande como cualquiera que se encontraría en la ciudad, era bastante probable para mi que allí encontráramos, en cuanto empezamos a adentrarnos en éste ella me expresaba que era mejor comer otra cosa o buscar en otro lado, con algo de terquedad insistí en que siguiéramos hasta que me dijo que los restaurantes de allí eran muy aburridos y con una sonrisa para mis adentros entendí cual era la verdadera gracia del acto, un poco lento fui, pero afortunadamente me dijo y comprendí la prioridad de todo: sentirnos a gusto y divertirnos a pesar de las condiciones. Tomamos un bus que nos llevara al centro del pueblo (creo que ese era el centro) no fueron muchas calles hasta que pasamos cerca a un lugar en dónde ella quería tomar algunas fotos, la "Casa de la cultura" era su nombre, con una arquitectura bastante clásica en el país, llena de colores y dibujos en sus paredes, muy bonita debo decir. Verla tomar sus fotos me hacía recordar esa parte que admiro de ella, sin tardarnos mucho continuamos caminando viendo algunas de las cuadras en las que ella tenía conocimiento de que habían restaurantes, mala suerte, pues no estaban abiertos por ser lunes suponíamos. Luego de un rato encontramos uno frente al parque, ella me puso a escoger si entrar o ir por postres, le dije que entráramos pero fue más lo que tardamos en entrar que en salir de allí, con lo que se podía concluir en que mis decisiones eran horribles; llegamos al lugar de postres y para ser sincero no son en lo absoluto de mis comidas más frecuentes por lo que no tenía ni la menor idea de que pedir, dejé que ella escogiera y confiando en sus gustos pedí lo mismo, para ese momento seguramente se había aburrido de éstas frecuentes. El postre llegó y era delicioso, era de limón y maracuyá (si es que la memoria no me falla) llevaba una crema de vainilla en la parte superior, el problema estuvo cuando lo probé más de dos veces, era increiblemente dulce y yo con eso si que no puedo, por lo que pedí una botella de agua, a ella le encantó el postre y me decía que podía comer 5 más si pudiera (ahora es cuando me doy cuenta que debí haberle preguntado si quería otro, pero mi mente en ese momento estaba ocupada con el problema del vacacional de la universidad).
Caminamos de regreso a su casa, ya había llegado la noche y se habían acabado los lugares para fotografiar, en el camino llegó un tema bastante interesante: los hipotéticos futuros hijos, me sorprendió bastante que quisiera tener un hijo o hija en algún momento de su vida, eso bajo mi experiencia está casi extinto en ésta generación de jóvenes de ahora por lo que me agradó bastante escuchar lo que pensaba sobre ello y su manera de querer formarlos en medio del arte, la naturaleza y la música y además por si sola, con todo su esfuerzo. Llegamos a su casa y no tardamos mucho, ya era tarde y tenía que regresar a la ciudad, así que me acompañó a tomar el bus para mi retorno, de un momento a otro llegó el bus y rápidamente nos despedimos me dijo que la había pasado muy bien ese día, y yo también la pasé genial, pienso que valió la pena haber ido allí a pasar esa tarde divirtiéndome con Margarita (le he dicho una que otra vez así pero en el fondo pienso que no le agrada, la historia de ésto remonta a una de las primeras veces que hablé con ella, se añadió en mis contactos del teléfono con ese nombre, es su flor favorita, era quizás mucha coincidencia por lo que me llamó muchísimo la atención ese pequeño detalle), fue mi último día de "vacaciones" pues al día siguiente muy temprano en la mañana me esperaba un enfrentamiento con las matemáticas y la pésima organización en cuanto a comunicación se refiere con mi universidad. Pude despejar muchas dudas que tenía... un bonito día sin duda.
Sean Felices.
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