Sí me lo preguntaras a mí, creo que la mejor manera de volver a ti mismo es amar como siempre has amado, sentir la brisa, disfrutar el frío, respirar, reír. Se dice que Dios está en los detalles, pero quizás por estar al pendiente de las cosas pequeñas descuidas tus pilares y tus bases. |
Las mejores épocas del año son sin lugar a dudas los finales de semestre. Es cuando llegan los viajes académicos, cuando puedo ser yo mismo en todo mi esplendor durante un par de semanas.
En ésta ocasión, por primera vez, fui llevado como monitor de taxonomía vegetal y no como ornitólogo en taxonomía animal.
Era una salida en donde todo podría pasar, las personas que iban era el factor más interesante de todos. Personas con quien podría llevarme muy mal, una persona que me gusta, otra que llama mi atención, amigos, nuevas personas por conocer, lazos por estrechar aún más.
El escenario estaba puesto, y el público estaba a la expectativa de mis resultados. La misma sensación que cuando un artista se aventura a salir de aquella zona de confort de obras que lo llevaron a brillar. Por primera vez no iba a sonar "Siempre estas allí" de Barón Rojo en una aventura tan importante para mí como esta.
Los nódulos de las raícesLa gente se extrañaba cuando les contaba que iba a apoyar esta salida, y con razón, pues llevo 6 años metido de lleno a exponer mi pasión por la vida desde la perspectiva emplumada. Solo aquellas personas más cercanas a mí, o que en algún punto compartieron conmigo los momentos de la forja angiospérmica saben de lo que soy capaz en éste campo.Taxonomía vegetal es por lejos mi materia favorita de la carrera, la única que ha tenido la capacidad de explotar todo mi potencial como biólogo. Fui alguien totalmente diferente ese semestre, dejé a un lado mis vicios y se desbordó la pasión y mi sed de conocimiento. Recuerdo que la chispa adecuada era familiar, idéntica a la que me adentró en la ornitología: viviendo un día más, solo, me encontré con un árbol por los senderos de la universidad, lo detallé, vi su estípula terminal, lo corté como pude y por mí mismo pude identificar perfectamente que se trataba de una Morácea. Para mis adentros dije "Voy a arrasar con todo". En aquel entonces solía admirar a dos personas que consideraba mis amigos, aunque ya no son mis amigos, por lo menos siguen siendo biólogos brillantes. Ambos me decían que era una materia muy difícil, que era imposible sacar un 5 en un parcial, y para mí sus opiniones tenían bastante peso y me resignaba un poco. Pasaba las tardes y todos los fines de semana investigando y enriqueciéndome con conceptos y dibujando plantas. En unas cuantas clases ya era un rival formidable para mis amigos y amigas botánicos, una generación de genios del campo. A lo largo de éste semestre ocurrió la muerte de mi abuelo y la muerte de Zack, estuve devastado, se redujo mi rendimiento significativamente pero contra todo pronóstico logré ser eximido de los parciales finales, era una bestia y lo había conseguido. Este ha sido uno de los logros más memorables en mi vida, lo guardo con especial cariño.
El sabor de la caña y el cacao
Regresando un poco al presente. Estaba nervioso y la falta de motivación aún persistía en mí. Quise estudiar y prepararme, pero las ocupaciones de los demás tampoco daban chance para esto. Sinceramente no imaginé que fuera a darse la salida de campo por los interminables problemas administrativos de siempre, y por ésta razón tampoco le invertí mucha energía.
Días previos a la salida estuve hablando con ella, una vez más por los binoculares. En aquellos días estuve pensando que quizás yo no era tan bueno como referente de inspiración, pues nunca una persona ha quedado enamorada de las aves como para seguir el camino. Esto me desmotivaba un poco porque en retrospectiva, casi siempre he tenido aprendices cuando me he destacado en algo, personas que por su propia motivación habían querido seguir mis pasos. Para el caso de las aves no lo he llegado a sentir así, sí he enseñado a muchas personas, pero ninguna que haya decidido seguir el camino de la ornitología tanto como me gustaría. Claramente ésta es una decisión mucho más grande que las referencias que menciono, sin embargo me haría mucha ilusión que ocurriera. Ese día ella me dijo algo muy bonito y significativo para mí, y fue que su gusto por las aves había nacido el día que nos conocimos, en las veces que salimos a pajarear juntos. Me alegró mucho saber que ese día también tuvo un significado para ella. Me llena el corazón que la gente me recuerde cuando se encuentra un ave en su camino.
Recientemente he estado dudando mucho sobre si aún existen personas que les importa cómo se sienten los demás, que sean tan tontas como yo como para hacer lo contrario a sus deseos, sólo por no herir a alguien más. Lo último que esperaba era llegar a sentir celos en esta salida. Aunque desde cierta perspectiva fue agradable sentir muchas cosas que hace tiempo no sentía, creo que en eso también consiste vivir. Desafortunadamente eso que me hizo sentir celos me creó muchos conflictos y un myrthacito que no se me sale del corazón.
Mi objetivo con ella en ésta salida era convencerme si realmente me gustaba, quería conocerla más. Y sí, me gusta demasiado. Pude confirmar que aquello que me había atraído antes no eran sólo impresiones mías. Tan risueña y alegre, tuve la fortuna de pasar los días compartiéndole lo que conozco sobre plantas. Una mujer de campo, que no se rinde y que acepta cualquier reto que le coloquen en frente. Es frentera y no retrocede ante ninguna injusticia, por el contrario, es la primera en alzar la voz. Es amable y bondadosa, y cuando comete errores tiene el valor de reconocerlos y repararlos. Ama la vida tanto como yo lo hago, es libre y la pradera y la brisa son una sola con ella. No me imagino mi cara cada que me quedaba viéndola, cuando pasaba a mi lado con su cabello suelto; muchas veces me sentía diminuto cuando intentaba sostenerle la mirada, cada que por mi mente se paseaba la duda de saber cuál era el color preciso de sus ojos.
¿Y cómo olvidarme ahora de sus colores y su manera de existir? si para siempre me la encontraré en el refrescante gusto de la caña, en el acidito del cacao del monte y en las bayas que ennegrecerán mi boca.
Ocaso y serpientesLlega a ser triste pensar que nunca ocurrirá nada, y a veces quisiera decirle todo lo que siento, pero seguro no vale la pena. Me siento insuficiente para alguien más en ésta etapa de mi vida, en comparación con cualquier otro hombre con más pesos que yo en los bolsillos. Últimamente he considerado mucho la idea de mi mejor amigo, de lograr algún tipo de estabilidad antes de pensar en tener una relación con alguien. Porque lo cierto es que sí es muy difícil pensar en que habrán muchas cosas materiales que yo no puedo brindar y que cualquier otro sí podría dar. Lo malo de ésta nueva realidad en la que vivo, es que me convencieron que el dinero tiene mucha importancia en el amor, más importancia que las cosas que yo puedo dar.Hace rato leía la última conversación que tuve con Diana:"No te diré que tu puedes, porque tampoco quiero que lleves la contraria a lo que sientes. Porque sé que no soy la mejor persona del mundo, ni el más bonito, o bueno... muchas cosas. Sólo te amo mucho, no tengo nada más"Esto fue una de las últimas cosas que le dije. Me duele mucho vivir sabiendo que mi amor es insuficiente, y trato de olvidarme de ello viviendo otras caras de la vida. Tristemente es algo que tengo que aceptar para seguir. ¿Morir a solas o forzadamente buscar las vanidades que logran llenar el vacío corazón de las personas?.A pesar de tantas lindas emociones, el sitio también estaba lleno de serpientes, como ningún lugar que hubiera conocido. Mi buen ojo de pajarero me cuidaba, que irónicamente cada vez ve menos.
¿Qué es vivir?
En un abrir y cerrar de ojos se pasaron cinco días en lo más profundo de esta cordillera, y exactamente de esa misma forma siento que la juventud y la vida se me van. En el camino de regreso se me escapaban las lágrimas cuando escuchaba a Martha hablar de su esposo y la vida que habían tenido cuando eran más jóvenes. Su esposo, un compañero de aventuras del mítico Alwyn Gentry, ahora tenía problemas de espalda que le impedían recorrer el país tanto como siempre lo hizo, y desde casa, le deseaba a la madre de su hijo que disfrutara mucho el lugar mientras le describía con gran emoción lo impresionante que era la localidad que visitamos en términos geográficos. Me proyecté en él, en esa vida que ellos tuvieron, y recordé que ese siempre fue mi sueño, poder vivir la vida así junto a la persona que más amaba, libres.
Por ésta razón, lo primero que hice al regresar fue llamar a mis amigos para volver una vez más a la montaña, sin importar que mi espalda no diera un día más. Una semana atrás en Pinono, con una cerveza en la mano y mientras descendíamos la montaña le expresaba a César que para mí, en eso consistía vivir. Estar en el lugar que uno quiere, con personas con las que se pueden compartir y debatir muchas ideas, reírse sin parar, y que de la nada un ave que vuele frente a nosotros nos corte de tajo la conversación, sentir la brisa y la fría llovizna como un amable recordatorio del hecho de existir. Amo estar rodeado de personas que derrochen pasión por no poder contenerla, que encuentren belleza en todas las formas de vida, que la curiosidad por conocer les gane la partida siempre y que se llenen de preguntas y misterios por resolver, sólo por el gusto de aprender cada vez más. A partir de ahora quisiera no desperdiciar ni un día más estando encerrado, y que si lo hago, que sea aprendiendo y preparándome para salir una vez más a entender la montaña.
Y bueno, hoy preparo de nuevo mi maleta para una aventura más en la laguna, a la espera de los nuevos sabores, formas y colores que me traerá el camino.
Sean felices
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