Concluyo mi viaje aquella tarde de peregrinaje en lo que fue mi casa de adolescencia, donde solía vivir cuando mi familia estaba unida, el cansancio que siempre permanece en mi (aunque solo sea una cuadra caminada) me dominaba, así que preferí tomarme un tiempo para mi y pedirle a mi mejor amiga que fuera a mi casa, estando ella allí continuaríamos nuestro camino hacia la casa de Maria Paula en aquella cercana pero lejana montaña. La casa estaba sola y no encontré nada mejor que recostarme a ver televisión con la bolsa de granola en mis piernas, para mi fortuna encontré algo mejor que la Rosa de Guadalupe, unos cuantos capítulos de Dragon Ball y Naruto hicieron el resto de mi tarde hasta que Juliana llamo a mi celular, le comenté que estaba esperando a que llegara a mi casa Natalia y su amiga, ella misma me hizo caer en cuenta de las horas que habían pasado, así que decidí llamar de nuevo a Natalia, me comentó que había tenido problemas y que aun tardaría bastante en salir de donde se encontraba así que me pidió que siguiera mi camino solo, y así fue, sentía algo de temor pues recorrer aquella extensa calle no me inspiraba en lo absoluto seguridad, pero vamos, desde que tengo mi frondosa melena no hay nada que me detenga, mi glorioso símbolo de imponencia en la manada me protegió de posibles perdidas materiales, aunque bueno, creo que la plata para el trago era lo peor que se podía perder lol. Era una noche nublada y fresca, pero como siempre nada de eso impedía que una luna muy hermosa brillara, cada paso que daba hacía que me dolieran más los talones, mi sedentarismo una vez más pasaba factura pero al fin llegué a su conjunto residencial, casi siempre suelo hacer chistes con los celadores a donde vaya, aunque hay bastantes que son repelentes, pero bueh...
Llegue a la casa y Mapis me abrió la puerta, Rocky, su perro me recibió con alegría, es un pug de unos 10 años, bastante singular. En la sala se encontraba la madre de ella viendo las noticias, hablaban acerca de la crisis de los deportados en Venezuela, vaya temita que no me trae precisamente una sonrisa al rostro, mi orgullo como Colombiano me impide que injusticias como esta la estén viviendo mis compatriotas, pero bueno, será un tema del que hable en otro momento. Mientras hablábamos sobre lo que decían en las noticias sonó el timbre, era Juli, fue agradable verla de nuevo pues ya habían pasado unos buenos meses que no la veía, lamentablemente en todos nuestros planes por alguna razón no nos podemos juntar todos y este caso no fue la excepción, mi mejor amigo y mi mejor amiga terminaron cancelando su asistencia a ultimo momento, esto me causo en un principio algo de inseguridad, pero el pasar de los minutos lo hizo desaparecer, eramos tres e íbamos a celebrar una buena lista de asuntos pendientes viniera quien viniera o dejase de venir. Bajamos nuevamente, el plan era preparar unos cócteles y necesitábamos los ingredientes así que fuimos al supermercado, un poco de pulpa de Maracuya, Sprite y nos faltaba una botella de licor más para tener con que variar además de el Pisco (una bebida alcohólica de Perú que había traído Mapis de su viaje). Les sugerí que lleváramos Vodka pues hace ya años que no lo probaba, ellas estuvieron de acuerdo y midiendo nuestro presupuesto nos encontramos con la botella perfecta, Skyy sabor "fruta de la pasión" en otras palabras otra bebida de maracuya para esta noche, por lo que entre chistes les dije a las chicas "A este paso esta noche será bautizada como Maracuya´s Night" a lo que luego de muchas risas estuvieron de acuerdo.
Regresamos a casa de Mapis dispuestos a aprender a hacer los cócteles viendo como ella nos enseñaba paso por paso, entre eso refunfuñábamos con los típicos chistes de bullying de veces pasadas en las que los que habían faltado este día repitieron dicho hecho en anteriores ocasiones. Un poco de hielo, Sprite (que realmente debía ser Ginger), el jugo de Maracuyá, una copa de Pisco y voila, un muuuuy delicioso cóctel que sería mi perdición con el pasar de la noche. La buena música por parte de DJ Maria Paula no se hizo esperar, Mapis tiene un excelente gusto musical para la electrónica, empezamos a tomar entre las charlas, es importante decir que la Maracuya es una de mis frutas favoritas por lo que tenían un sabor excelente para mi gusto, me acabé la primera copa en menos de lo esperado, mis amigas bromeaban con eso, y bueno tampoco me sorprendía mucho, hace mucho tiempo que no tomaba con mis amigos, iba con la mentalidad de pasarla bien y solamente eso. Mapis nos contaba las aventuras que había vivido en su intercambio en Perú, había trabajado como Chef y los lugares, personas y momentos habían sido bastantes, por lo que teníamos que "adelantar cuaderno". Aprendí unas cuantas cosillas sobre el país, eran varias las cosas que volvía a escuchar pues otros amigos que viven allí también me habían hablado de ello, digamos que me agradan bastante esas pequeñas coincidencias, las tomo como un pequeño lazo imaginario entre esas personas que aunque no se conozcan haber vivido y sentido cosas similares los une de cierta manera. La noche se iba tornando más profunda con el pasar de las horas, yo seguía tomando mi Pisco a un buen ritmo, ya me sentía bastante mareado y el empezarme a reír de manera exagerada o por cualquier tontería ya era síntoma de que el alcohol se había apoderado de mi. Antes de todo esto había llegado Laura, la hermana de Mapis, y estaba tomando con nosotros mientras charlabamos, nos tomamos unas cuantas fotos para el recuerdo, terminamos hablando de amores y desamores, cada quien contaba su historia lo bueno y lo malo de sus relaciones, llegó mi turno y por momentos no sabía que responder ante la curiosidad de mis amigas, pues literalmente estaba en blanco, me tardaba en recordar cual había sido mi última historia, me sentí tan raro intentando expresar lo que había sentido y que de mi no nacieran siquiera recuerdos, con dificultad les hable a las chicas de Alison y de como me había cambiado por otra persona mientras estaba conmigo, luego de contarles por encima la historia preguntaba para mis adentros si era culpa del alcohol el que no pudiera hablar y pensar con fluidez de mi pasado o si la verdadera razón era el haberla sacado forzosamente de mi vida y de mi corazón durante este tiempo, no lo sé aún y la verdad tampoco me importa, en el fondo me alegra que haya sido así, que sea una laguna mental todo lo que ocurrió. Las risas, la bebida y el mareo produjeron en mi un huracán de alegría del que no quería salir, cada que sentía que empezaba a recuperar el equilibrio le pedía una copa más a Mapis, llego un momento donde ya no pude recordar las cosas al día siguiente para venir a contarlas a este lugar, pues al final todo sucedía como cortes de una película, sin razón y una secuencia aparente, recuerdo haber estado bailando con Juliana solos en la sala mientras preguntaba por Mapis, pues no estaba por ningún lado y no sabía en que momento se había ido, teniendo en cuenta que nunca de los nuncas bailo a menos que esté muuy loco en el momento, solo quería decir que ya estaba terriblemente mal por el trago y en efecto, luego del baile solo recuerdo ser arrastrado por mis amigas las cuales se reían sobre lo ebrio que estaba, estaba en el suelo vomitando, no tenía fuerzas para nada, ni siquiera para hablar, llegue a un punto donde nunca creí llegar, solo quería dejarme vencer y dormir el resto de la noche.
En la mañana desperté bastante perdido, estaba durmiendo en el sofa de la casa de Mapis, estaba solo, al parecer me había despertado el ruido de una llamada a mi celular, rápidamente me levanté y organicé el lugar donde me había quedado, sentía bastante vergüenza de lo que había pasado, por lo que me fui rápido y sin hacer mucho ruido de la casa, eran las 6 am, hacía un viento bastante fresco acompañado del sol del amanecer bogotano, hubiera disfrutado bastante el momento de no ser por el estado en el que me encontraba, bajé la colina mientras masticaba una menta, terminé escupiendola, aun tenía el sabor de Maracuya en la boca, y para ese momento ya no era tan agradable como lo había sido en la noche, caminaba lentamente hacía mi casa, disfrutaba el momento de tranquilidad del pequeño paseo, llegue a mi conjunto y el celador se sorprendió y riéndose me saludó, el era consciente del estado exacto en el que estaba esa mañana, con dificultad lo saludé y habré hecho algún clásico chiste improvisado de los que se me ocurren de un momento para otro. Entre a la casa y subí por las escaleras, pensé que mi madre ya estaba trabajando, pero me la encontré en su habitación, la saludé y me preguntó que que me pasaba y le respondí "Como su mamá diría, estoy llevado de la perra" nos reimos un momento y me fui a recostar, la pesadez y el dolor de cabeza se habían apoderado de mi, estaba sufriendo lo que popularmente se conoce como "guayabo".
Digamos que no había iniciado mi sábado de la mejor manera, pero recordar cada momento de la noche anterior me sacaba una carcajada o por lo menos una larga sonrisa en el rostro, había sido una muy buena noche, realmente la pasé bien con ellas, valió la pena el guayabo que sufrí toda esa mañana, pasando a la tarde luego de visitas a abrazar el inodoro y siestas interrumpidas y largas, decidí alistarme para ir a buscar almuerzo, quería ir a visitar a Natalia esa tarde pero no me respondió el celular, al parecer había estado fuera de Bogotá todo el día. Tenía algo en mente como almuerzo, una hamburguesa que me gustaba muchísimo en un restaurante algo cercano, recorrí las calles del barrio camino al restaurante, no estaba seguro si aun existía, pues todo al rededor había cambiado mucho, ya habían pasado años desde que viví allí, afortunadamente allí estaba el restaurante, la pedí para llevar pues siento que la comida la disfruto más estando en casa. Tanto de ida como de regreso, la brisa que había sentido en la mañana persistía aún, los días en los que estoy totalmente solo me hacen reflexionar mucho, mientras caminaba pensaba en lo mucho que me gustaría estar enamorado, en mi opinión es una de las cosas más bonitas que se puede sentir, pero viendo la situación respondí para mi mismo "Sigue esperando Cristian", estas brisas y entrelazados sentimientos marcaban la despedida de Agosto, un mes lleno de experiencias y enseñanzas para mi que tal vez, no hubiera querido vivir varias pero se que cada una ha sido valiosa aunque haya llegado a ser dolorosa.
Sean felices