Estaba en la hamaca de la casa de mi tía cantando como ya se
me hizo costumbre , ahogado en pensamientos, necesitaba liberarme y por ende
decidí pedir prestado a mi primo su portátil que aunque muy dañado aún puede
escribir, a duras penas pero consiguiendo mi objetivo, aclarar estas memorias
que me invaden y tal vez poder expresar lo que nunca le pude decir a ella.
En medio de mi fresco aire una noticia un tanto simple pero
a la vez predecible sacude cual turbulencia la nave de paz en la que viajo,
Vanesa, una chica con la que tuve una historia hace varios años, natal del
pueblo en el que me encuentro, ya no volvería más a este sitio, pues decidió
volar en busca de un mejor futuro y como una persona inteligente…de su
felicidad. Mi historia con ella viene siendo con mayor exactitud en la transición
del capitulo 16 al 17 de mi vida, eran épocas en las que me sentía confundido y
necesitaba probar de muchas cosas para saber cual era mi verdadero camino a
seguir, era bastante inestable, solo quería diferenciar mi bien de mi mal, pues
desde siempre he pensado que este asunto es muy relativo y depende de cada
persona. Recuerdo que a ella le gusté desde poco después de habernos conocido
hace ya unos 7 años o quizás mucho más, por esas épocas mis prioridades en la
vida se limitaban a verme sentado frente a una computadora para divertirme,
digamos que no tenía un ángulo de vista tan amplio como para darle el
suficiente espacio a las chicas, era un niño que apenas empezaba a entrar en la
pre-adolescencia, y bien, teniendo en cuenta esto las cosas son muy obvias,
ella siempre me buscaba y yo la ignoraba o no le daba mucha bola dirían por
ahí, seguramente lo hacía hasta el punto que alguna vez se habrá cansado, los
años pasaron y llegamos a esta época que he mencionado donde era bastante
inestable y empecé a fijarme en ella, no recuerdo como fueron las cosas con
exactitud, pero de un momento a otro comenzamos a escribirnos y a hablar
frecuentemente hasta que llegó el día en que regresaría a Yopal, evidentemente
este acercamiento del que hablo había sido a distancia pues yo estuve viviendo
en Bogotá durante esos años, por lo que el único chance que tenía de tener un
contacto más directo con ella era viajando, lo cual solo se me podía dar en ese
entonces viajando por vacaciones familiares. Las cosas sucedieron tan pronto en
el transcurso de estarnos escribiendo y estableciendo un vinculo de cercanía
estando a varias ciudades de distancia a estarnos besando noche tras noche,
cada noche sumergida unos centímetros más que la anterior en el Mar de la
Tranquilidad, me empezaba a sentir inseguro por esto mismo, yo en verdad quería
que las cosas fueran por un sendero equilibrado, quería explorar y conseguir
pequeñas metas que me llevasen a tener algo muy bonito con ella pero mis torpes
intentos de establecer lazos más allá de lo físico no estaban dando frutos y
hacían crecer aún más mi inseguridad, las noches pasaban y el otro camino
convertido en la linea paralela que evitaba y en la que disfrutaba con
ella se estaba saliendo de mis manos, había perdido el control de la situación
y no encontré el equilibrio y la sinergia que necesitaba para seguir dando
pasos en ese lugar, ya era tarde pero tal vez no lo suficientemente tarde como
para no poder solucionar las cosas con un poco de paciencia y dejando que el
tiempo hiciera lo suyo. Frene la relación de manera brusca y violenta, así como
cuando en los viejos colectivos al frenar te mandaban desde la puerta trasera
hasta la maquina registradora, así mismo,
me alejé de ella sin darle una explicación de lo que pasaba , actué de
la forma más inmadura en la que me he comportado en mi vida inevitablemente
haciéndole daño, me sentía como un idiota por no poderle expresar con exactitud
lo que sentía y deseaba en esa época, lo dejé a la suerte, esperando que ella
algún día por si misma comprendiera el porque de mis acciones, una automentira
piadosa para intentar tapar con tierra mi culpa, la que cargaría por siguientes
2 a 3 años.
Un día como cualquier otro encendía mi computadora y abría
Facebook, me notificaba que ella estaba cumpliendo años, la culpa se hacía más
pesada en mi interior, la culpa de hacerle daño
a alguien que sentía algo muy fuerte por mi y que yo le respondí huyendo
como un cobarde sin decirle el porque de nada, sembrando un dolor en su
inocente corazón, afortunadamente maduré de una manera increíble en el
transcurso de estos años y me sentía seguro de hacer las cosas que debí haber
hecho en aquella época que con decepción de mi mismo rememoro esta noche.
Decidí tomar valor y escribirle sobre todo lo que yo sentía y lo que quería
para ambos en ese tiempo, solo quería pedirle perdón por el daño que le hice
pues jamás quise causarle dolor, no pensaba que con eso me liberaría de aquella
cruz con la que había cargado por dos años en silencio, ni mucho menos era mi
intención, quería dejar de ser tan egoísta y lo único que deseaba al escribirle
era curar un poco su herida que nunca debió abrirse, ella lo tomó muy bien,
había estado esperando esa explicación por años y pues bien… concluyendo las cosas: Mejor tarde que nunca, logré
disminuir una fuga latente de mi pasado, y digo disminuir porque hoy en día aún
siento que he dejado vacíos en su corazón los cuales me pesan mas de lo que
crees.
En mi anterior viaje a Yopal, en Julio, justo en el
crepúsculo de mi amor con la Rosa Azul, pude verme con Vanesa y fue realmente
satisfactorio para mi alma volverla a ver y saber que estaba feliz, salimos a
degustar de mis tan amadas Hamburguesas del Corral en uno de estos nuevos
centros comerciales del pueblo que cada vez tomaba más cara de ciudad, fue una
noche divertida en donde pude olvidarme temporalmente de los problemas por los
que estaba pasando con Alison en ese momento. Tras esa noche sentí que había
logrado algo importante con Vanesa, quería hacerla feliz siendo su amigo, con
lo que tuviese a mi alcance, me proyectaba esto a futuro pues el tener que
viajar retrasaría siempre las cosas, por lo que esperaba que en este actual
viaje la podría ver de nuevo pero como
bien he dicho al inicio de esta entrada, ha volado en busca de su felicidad, a
un lugar que ella ama.
Es muy probable que nunca más te vuelva a ver, o puede que
si, pues nunca se sabe las vueltas que da la vida, pero quiero que sepas que
fuiste y eres más especial para mí de lo que crees, alguien importante y que
aunque no te lo creas siempre tendrás esta página en mi diario que podrás leer
hasta el cansancio, lamento haber sido tan complicado, egoísta e inmaduro
contigo, te merecías alguien realmente mejor. Siento que nunca podré reparar
las cosas que hice, pero créeme que gracias a toda esta historia hoy con mis 20
años he aprendido una gran lección; y es que, el dolor que te producen las
personas que se atreven a herir tu corazón tiene miles de remedios o como
mínimo anestesias para poder seguir adelante, en cambio el dolor que le causas
a los demás perdurará en ti mismo y se hará más amargo entre más intentes pasar
de el y fingir que nada pasa, permanecerá incluso después de intentar reparar
con creces tus errores, una maldición para la conciencia bastante justa y
realmente desagradable para quien la tiene que pagar por causar daño sin medir
previamente sus pasos y consecuencias.
En este último párrafo exclusivamente para ti quiero
desearte todo lo mejor para tu vida, quiero decirte que estoy seguro que
encontrarás lo mejor para tu futuro en este lugar que tanto me haz dicho que
amas, hubiese querido que aún vivieras en Yopal para verte cuando quisiera
escaparme de mi gris Bogotá, pero bueno se que estarás feliz allí y con eso me
basta y me sobra, siempre me sentiré en deuda contigo aunque pasen los años,
cada noche que paso en este cuarto que está
rodeado de tus fotos (si, me estoy quedando en el cuarto de Alejandra)
las miro y me siento como un tonto al haber sido tan patético con una chica tan
dulce y especial como la que sale al lado de mi horrible prima(?). Espero que este escrito sea de tu agrado pues
es lo más transparente y sincero con lo que me puedo expresar ante ti y ante
mí.
Una canción que cantaba aquella madrugada del 12 de diciembre en la que escribí todo esto.
Sean Felices.
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