lunes, 21 de diciembre de 2015

Cicatrices en la Conciencia

Estaba en la hamaca de la casa de mi tía cantando como ya se me hizo costumbre , ahogado en pensamientos, necesitaba liberarme y por ende decidí pedir prestado a mi primo su portátil que aunque muy dañado aún puede escribir, a duras penas pero consiguiendo mi objetivo, aclarar estas memorias que me invaden y tal vez poder expresar lo que nunca le pude decir a ella.
En medio de mi fresco aire una noticia un tanto simple pero a la vez predecible sacude cual turbulencia la nave de paz en la que viajo, Vanesa, una chica con la que tuve una historia hace varios años, natal del pueblo en el que me encuentro, ya no volvería más a este sitio, pues decidió volar en busca de un mejor futuro y como una persona inteligente…de su felicidad. Mi historia con ella viene siendo con mayor exactitud en la transición del capitulo 16 al 17 de mi vida, eran épocas en las que me sentía confundido y necesitaba probar de muchas cosas para saber cual era mi verdadero camino a seguir, era bastante inestable, solo quería diferenciar mi bien de mi mal, pues desde siempre he pensado que este asunto es muy relativo y depende de cada persona. Recuerdo que a ella le gusté desde poco después de habernos conocido hace ya unos 7 años o quizás mucho más, por esas épocas mis prioridades en la vida se limitaban a verme sentado frente a una computadora para divertirme, digamos que no tenía un ángulo de vista tan amplio como para darle el suficiente espacio a las chicas, era un niño que apenas empezaba a entrar en la pre-adolescencia, y bien, teniendo en cuenta esto las cosas son muy obvias, ella siempre me buscaba y yo la ignoraba o no le daba mucha bola dirían por ahí, seguramente lo hacía hasta el punto que alguna vez se habrá cansado, los años pasaron y llegamos a esta época que he mencionado donde era bastante inestable y empecé a fijarme en ella, no recuerdo como fueron las cosas con exactitud, pero de un momento a otro comenzamos a escribirnos y a hablar frecuentemente hasta que llegó el día en que regresaría a Yopal, evidentemente este acercamiento del que hablo había sido a distancia pues yo estuve viviendo en Bogotá durante esos años, por lo que el único chance que tenía de tener un contacto más directo con ella era viajando, lo cual solo se me podía dar en ese entonces viajando por vacaciones familiares. Las cosas sucedieron tan pronto en el transcurso de estarnos escribiendo y estableciendo un vinculo de cercanía estando a varias ciudades de distancia a estarnos besando noche tras noche, cada noche sumergida unos centímetros más que la anterior en el Mar de la Tranquilidad, me empezaba a sentir inseguro por esto mismo, yo en verdad quería que las cosas fueran por un sendero equilibrado, quería explorar y conseguir pequeñas metas que me llevasen a tener algo muy bonito con ella pero mis torpes intentos de establecer lazos más allá de lo físico no estaban dando frutos y hacían crecer aún más mi inseguridad, las noches pasaban y el otro camino convertido en la linea paralela que evitaba y en la que disfrutaba con ella se estaba saliendo de mis manos, había perdido el control de la situación y no encontré el equilibrio y la sinergia que necesitaba para seguir dando pasos en ese lugar, ya era tarde pero tal vez no lo suficientemente tarde como para no poder solucionar las cosas con un poco de paciencia y dejando que el tiempo hiciera lo suyo. Frene la relación de manera brusca y violenta, así como cuando en los viejos colectivos al frenar te mandaban desde la puerta trasera hasta la maquina registradora, así mismo,  me alejé de ella sin darle una explicación de lo que pasaba , actué de la forma más inmadura en la que me he comportado en mi vida inevitablemente haciéndole daño, me sentía como un idiota por no poderle expresar con exactitud lo que sentía y deseaba en esa época, lo dejé a la suerte, esperando que ella algún día por si misma comprendiera el porque de mis acciones, una automentira piadosa para intentar tapar con tierra mi culpa, la que cargaría por siguientes 2 a 3 años.
Un día como cualquier otro encendía mi computadora y abría Facebook, me notificaba que ella estaba cumpliendo años, la culpa se hacía más pesada en mi interior, la culpa de hacerle daño  a alguien que sentía algo muy fuerte por mi y que yo le respondí huyendo como un cobarde sin decirle el porque de nada, sembrando un dolor en su inocente corazón, afortunadamente maduré de una manera increíble en el transcurso de estos años y me sentía seguro de hacer las cosas que debí haber hecho en aquella época que con decepción de mi mismo rememoro esta noche. Decidí tomar valor y escribirle sobre todo lo que yo sentía y lo que quería para ambos en ese tiempo, solo quería pedirle perdón por el daño que le hice pues jamás quise causarle dolor, no pensaba que con eso me liberaría de aquella cruz con la que había cargado por dos años en silencio, ni mucho menos era mi intención, quería dejar de ser tan egoísta y lo único que deseaba al escribirle era curar un poco su herida que nunca debió abrirse, ella lo tomó muy bien, había estado esperando esa explicación por años y pues bien… concluyendo  las cosas: Mejor tarde que nunca, logré disminuir una fuga latente de mi pasado, y digo disminuir porque hoy en día aún siento que he dejado vacíos en su corazón los cuales me pesan mas de lo que crees.
En mi anterior viaje a Yopal, en Julio, justo en el crepúsculo de mi amor con la Rosa Azul, pude verme con Vanesa y fue realmente satisfactorio para mi alma volverla a ver y saber que estaba feliz, salimos a degustar de mis tan amadas Hamburguesas del Corral en uno de estos nuevos centros comerciales del pueblo que cada vez tomaba más cara de ciudad, fue una noche divertida en donde pude olvidarme temporalmente de los problemas por los que estaba pasando con Alison en ese momento. Tras esa noche sentí que había logrado algo importante con Vanesa, quería hacerla feliz siendo su amigo, con lo que tuviese a mi alcance, me proyectaba esto a futuro pues el tener que viajar retrasaría siempre las cosas, por lo que esperaba que en este actual viaje la podría ver de nuevo  pero como bien he dicho al inicio de esta entrada, ha volado en busca de su felicidad, a un lugar que ella ama.
Es muy probable que nunca más te vuelva a ver, o puede que si, pues nunca se sabe las vueltas que da la vida, pero quiero que sepas que fuiste y eres más especial para mí de lo que crees, alguien importante y que aunque no te lo creas siempre tendrás esta página en mi diario que podrás leer hasta el cansancio, lamento haber sido tan complicado, egoísta e inmaduro contigo, te merecías alguien realmente mejor. Siento que nunca podré reparar las cosas que hice, pero créeme que gracias a toda esta historia hoy con mis 20 años he aprendido una gran lección; y es que, el dolor que te producen las personas que se atreven a herir tu corazón tiene miles de remedios o como mínimo anestesias para poder seguir adelante, en cambio el dolor que le causas a los demás perdurará en ti mismo y se hará más amargo entre más intentes pasar de el y fingir que nada pasa, permanecerá incluso después de intentar reparar con creces tus errores, una maldición para la conciencia bastante justa y realmente desagradable para quien la tiene que pagar por causar daño sin medir previamente sus pasos y consecuencias.

En este último párrafo exclusivamente para ti quiero desearte todo lo mejor para tu vida, quiero decirte que estoy seguro que encontrarás lo mejor para tu futuro en este lugar que tanto me haz dicho que amas, hubiese querido que aún vivieras en Yopal para verte cuando quisiera escaparme de mi gris Bogotá, pero bueno se que estarás feliz allí y con eso me basta y me sobra, siempre me sentiré en deuda contigo aunque pasen los años, cada noche que paso en este cuarto que está  rodeado de tus fotos (si, me estoy quedando en el cuarto de Alejandra) las miro y me siento como un tonto al haber sido tan patético con una chica tan dulce y especial como la que sale al lado de mi horrible prima(?).  Espero que este escrito sea de tu agrado pues es lo más transparente y sincero con lo que me puedo expresar ante ti y ante mí. 


   Una canción que cantaba aquella madrugada del 12 de diciembre en la que escribí todo esto. 

Sean Felices.

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