Desde el final de mi tercera noche viviendo
solo he venido a escribir con mayúscula necesidad, ya que me parecía importante
dejar registro de mis pensamientos durante estos días para nada ordinarios,
desde el lunes he entrado a estudiar, a
diferencia de otros semestres el cambio es exagerado: el ambiente, el lugar,
las personas y sobre todo mi manera de vivir son todas distintas a lo que desde
hace años venía acostumbrado.
Vivir solo no es una experiencia nueva para mí,
es algo que ya había vivido por mi propio deseo en el tormentoso intento de aire fresco de Julio,
aunque claro, era un medio totalmente más placentero, sin tantos deberes como
los tengo ahora. Partiendo desde pasar las noches en soledad, aunque más que
soledad es el hecho de ser consciente de ello, estar recostado en mi cama en
medio de la oscuridad, en la casa donde solía estar junto a mi familia unida
hace varios años, me hace recordar con tristeza que el tiempo no pasa tan
desapercibido como parece, en medio del recuento de lo vivido entro en los
reinos de Morfeo con dificultad pues mi mente aún no asimila las noches como
tiempo de descanso, la mala costumbre de vivir de noche pasa a cobrar la cuenta
en épocas de productividad académica. 5:30 am, mi despertador me da un susto al
literalmente hablarme “Hora de levantarse”, el tiempo suficiente para ir a mi
ritmo aunque un poco ajustado en el tiempo, el timeing se hará más difícil
cuando termine la época de vacaciones del país y el transporte se torne
agobiante más de lo que naturalmente tiende a ser. Pasar de un bus a otro y
estar finalmente acomodado en el último eslabón de la ruta hacia mi
universidad, el frio me recuerda que mi cuerpo también siente así que me ubico
cerca a donde pueda ser receptor de el sol del amanecer bogotano y acompañado de mi música espero hasta recibir la señal
interna de que ya estoy cerca a mi destino, un “extenso” camino desde la
entrada de la universidad hasta los edificios donde se dictan las clases, un
paseo agradable para ser sincero, un baño del tranquilizante natural por
excelencia con sus dosis de vitamina E mientras llego a la sombra del salón
donde compartiré espacio con otras 30 personas con quienes el denominador común
de la biología me une. La mayoría por no decir todos son un par de años menores
a mí, para bien o para mal no desencajo en lo absoluto en lo que a promedios de
edad aparente se refiere, muchos de estos niños parecen mayores a mí, así que
termina siendo un beneficio, dos o tres años de madurez disfrazados en un pequeño
chico con el cabello largo y todo un “payaso” (diría una de mis nuevas
compañeras). Respecto a esto, hace un
rato hablaba por teléfono con mi madre y le decía que prefería que las personas
se hicieran ideas equivocadas de quien soy realmente, para que en el momento
adecuado la sorpresa de la verdad los arrollara abruptamente. Volviendo al tema
de mi cotidianidad actual, vuelvo bastante cansado a mi casa, a pesar de que
por ahora solo son cuatro horas de estudio, me va a pesar mi flojera cuando las
horas de dupliquen por día; y bien… voy a un restaurante cercano a mi casa,
donde el servicio tal vez podría ser mejor pero la comida está bastante bien,
de entrada comiendo ensaladas y frutas me da la falsa y ridícula sensación de
volverme más saludable, que a lo mejor si es así, pero en un porcentaje
risiblemente rastrero. De regreso a mi
casa duermo en el cómodo sofá por una hora o dos y enciendo el televisor para
ver el clásico Dragon Ball y Naruto, terminados estos lo paso a los canales de
las mentiras, para quejarme muy a gusto con sus ocurrencias y pseudonoticias
que manipulan al pueblo para luego salir
a comprar la cena y así volver a repetir la rutina o por lo menos es lo
planeado, es positivo todo pero hay algo que realmente me angustia y es el gasto
excesivo de dinero, son seguramente cosas de las que en otras condiciones jamás
soy consiente pero siempre están allí, vivirlas por mí mismo me estresa por que
se que podrían haber métodos más óptimos en donde evite tanto gasto pero
requieren su debido proceso con el tiempo y además cosas que por ahora no están
al alcance de mis manos.
Han sido bonitos días experimentando un modelo
de vida más fructífero y sobre todo genérico de productividad, de todos modos
creo que la compañía de mis seres queridos siempre será importante, pero aquí
lo relevante es que cada cosa llega en el momento justo y por lo tanto es
prioridad saber extraer el conocimiento de estos momentos que nos presenta la
vida o que incluso como en mi caso por mi propia decisión he querido vivir. Es
probable que para cuando publique esta entrada ya haya pasado todo el resto de
la semana y tenga nuevas cosas que contar, para mi fortuna el viejo computador
de mi casa aún funciona y puedo plasmar mis pensamientos con ayuda de esta máquina
que fue importante en mis monótonas alegrías vividas en mi infancia y
adolescencia. En conclusión esta semana ha sido un cambio importante en mi vida
para seguir avanzando a pasos más largos por mi sendero de baldosas amarillas.
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